OPINIÓN / ¿Qué se unta Didier Burgos?

La política en Risaralda sigue produciendo el efecto acordeón: se estira y se encoge de acuerdo a la volatilidad de los actores del entramado político.

Hay campañas que siguen apareciendo y desapareciendo para darle gusto a la videodemocracia que hoy somos.

Lo grave es que las notas siguen agitando el pentagrama político y nadie sabe hasta donde será el color de sus efectos.

Nada de profundidad, mucho de espartarnos. Política superficial. De chequera. De guerreros solitarios peleando con  molinos imaginarios en la tormenta política. Sin partidos sino de  acomodos electorales. De clientelas regadas.

Por eso, al preguntársele a  ese mismo ciudadano por las cuentas de lo actuado en el teatro nacional de la política (el Congreso) son escasos en responder esas miradas de la responsabilidad política como electores.

La responsabilidad con la democracia llega hasta el día que votamos y después botamos esas aspiraciones legítimas de soberanía popular. No exigimos sino que “tragamos entero”. El país de la desmemoria política.

Por eso, hoy le creemos más a las encuestas que a los altibajos del electrocardiograma de lo que està pensando el ciudadano de manera emocional. Cero racionalidad. Nos movemos por chispazos y así subimos y bajamos.

El partido liberal pensando en lista cerrada para la Cámara porque dejaron morir la opción al senado para dar paso a las franquicias; el conservatismo desnudando sus radicales enfrentamientos y tratando de “montar jefe” distinto a Juan Samy. En trinchera para reservar el menú político. Cambio Radical fue espuma. Los Verdes no son nada sino inmersos en ola personalista. El POLO no aparece como opción así como tampoco esa izquierda vociferante espantada en pedazos. El MIRA, alza la pisada para no dejarse aplastar como otros pequeños grupos. Pequeños grupos  esperando la mirada del Epulón político para dejar caer mendrugos. Para comprar apoyos y endosar votos costosos dentro del amasijo electoral, repito.

Lo único cierto que existe – con la debilidad del poder que encarnan y con las millas acumuladas de un poder concentrado – es la U. llámese Soto y Didier Burgos. Llámese Israel Londoño, 4 veces concejal de Pereira y probado en gobierno (89 mil bien contados votos), que pedalea para no dejarse sacar del pelotón. Con lo que existe hoy para la Cámara, estamos seguros que el doctor Israel representa una opción diversa para la Cámara. 

Que a muchos que están en el tinglado le va mejor al dejarse contar para la Cámara siendo una elección tan distinta. Igual, esa serie de opciones nuevas pujando por pelear curul a la propia Asamblea y a los concejos. 

El senador Soto – jefe graduado y con sus misas cantadas, depositario de la no despreciable suma de 57.529 votos – es lo que más se parece a un partido en Risaralda. Lo he dicho se sabe quien es el que manda y qué dirección tiene el velero. En la U no se hace lo que digan  si no lo que el quiere. Punto. 

Todo esto para decir que el político de moda, mencionado por el Presidente Santos; por los Ministros en sus visitas a Pereira, es el ingeniero Didier Burgos Ramírez (25.488 sufragios en las pasadas elecciones y toda una sorpresa electoral en el pasado debate). En Bogotá, es escuchado. En el Congreso tiene una inmensa imagen favorable. En temas como pensión familiar, vivienda, salud, es consultado.

El político mas allá del manzanillo siniestro, del persigue contratos o del que quiere al estado para explotarlo para su beneficio, es el que delibera y propone. El que debate y carga coherencia. Ese es Didier Burgos, el rendidor en la política doméstica y que se proyectó en Bogotá. Es un gerente para la política, además agréguele a esa receta que es coequipero y disciplinado. Que goza de especial confianza y en el que le han abierto las puertas en Risaralda.

No da tumbos. Es un buen parlamentario. Revisen lo por él actuado en el Congreso este ingeniero civil , que representa a Risaralda.