Dentro de la fàbula del poder, diríamos hoy sin lugar a equívocos, que la administración del mismo, conduce a derrotas.
No la tiene fácil el partido ganador la U en Risaralda, si no tiene el equilibrio y la racionalidad para saberle echar “mantequilla a la tostada”.
Muchos de los funcionarios de primera lìnea, querrán seguir y están en todo su derecho. En su justo derecho.
El triunfo los hace pensar que esa es la misma lógica burocrática de quien llega a la cima. Por eso, por lo menos, 4 ó 5 secretarios actuales querrán continuidad al amparo de los buenos resultados en Pereira. Igual, acontece en la gobernación donde habrá hibridación para que quienes allí ejercen tengan línea de relevo en lo local. Pasen a nómina en Pereira y otros den el saltito al Palacio gris.
Un dilema fuerte para los dos gobiernos que apenas va a arrancar. Más para la U, de cómodo jinete, después de los favorables resultados desde la perspectiva departamental.
Los puestos son un referente de quien gobierna en nombre de la institucionalidad política.
A ello, súmele, el discreto encanto de hacerse a mayorías absolutas que garanticen gobernabilidad desde las corporaciones pùblicas (Asamblea y concejos). Amén de los cargos de interpretación nacional que se entregan a nuestros Congresistas y que por cuya extensión, quieren expansión en los gobiernos locales.
Al fin de cuentas, pasado el round de la elección de gobiernos locales, el tinglado por mirar: es el entramado del Congreso que con filigrana y otras arandelas, empieza a construirse con la suma de muchos ejercicios.
La clave la tiene la U en sus movimientos. En saber “regar la mantequilla por la tostada” y en que varios de sus correligionarios, “maduren” en el crecimiento sólido como partido.
El cuchillo en la tostada, lo tiene el senador Carlos Enrique Soto.
¿Serán gobiernos de ratificaciones? Creemos que sí en su inicio e igual de relevos y de cruces dentro de este mapa donde el partido conservador y el liberalismo disparan diverso. Que Cambio Radical llega, que el partido verde- con el concejal Rubén Darío Orozco como su único y real vocero, no deja entrar por el resquicio a quienes le “armaron fiesta” sin lograr despellejarlo. Igual con Pereira Próspera que suma a la hora del inventario electoral.
Hasta el MIRA - que dice representar una línea invisible- se la juega por “votar lo conveniente para la comunidad” alejando de manera hipotética, el cáliz de la política.
Otros grupos llegan aporreados y divididos como están otros en esa dicotomía de falsas bancadas. ¡El sálvese quien pueda! sigue vigente, así el mito del poder se reinvente y diga que su simbología son ideales de un escenario falso y vapuleado.
En política, no siempre lo único real es el triunfo o los subcampeonatos. Dentro de esa misma lógica y pensando con crudeza, señalemos que la peor campaña es que la que se pierde. Por eso, hay rivales blanditos en la raya de cualquier gobierno para servir de fusibles en la encrucijada del Poder. Llámese diputados, concejales y hasta Congresistas que querrán estar enfilados para no perder presencia. Así, la doble militancia sea una mueca en un espejo.
Vamos a estar pendientes, quien en la gobernación, en las alcaldías del Área Metropolitana, se la juega por los relevos en los cargos, después de sus categóricos e incontrovertibles triunfos. En esto, tendrán que hilar despacio…
Vamos a ver que estilo estrena el médico Botero con su fresca UNIR y que señales manda después de obtener el primer triunfo sin empezar a gobernar, al salir elegido como presidente de la Federación de Gobernadores. Que distancias toman Ramos y Nelson Palacios en un enfoque metro y con que impronta empieza a gobernar Vásquez. Y, sobre todo, de quienes se rodean.
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