El papa Benedicto XVI destacó los esfuerzos de los cubanos en la preparación de este viaje apostólico de tres días, al que calificó de deseado.
Doy gracias al todopoderoso que me ha permitido venir hasta ustedes y realizar este tan deseado viaje, afirmó el Papa, quien recorrió previamente parte de la Plaza de la Revolución Antonio Maceo en auto panorámico y con los cristales blindados corridos.
Esta Santa Misa, que tengo la alegría de presidir por primera vez en mi visita pastoral a este país, manifestó, se inserta en el contexto del Año Jubilar convocado para honrar a la Virgen de la Caridad del Cobre en el aniversario 400 del hallazgo de su imagen.
"Sé con cuánto esfuerzo, audacia y abnegación trabajan cada día para que, en las circunstancias concretas de su país (...), la iglesia refleje cada vez más su verdadero rostro como lugar en el que Dios se acerca y encuentra con los hombres", dijo.
En la Santa Misa el Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano afirmó que con Cristo, Dios vino realmente al mundo, entró en la historia y puso su morada entre los seres humanos. Así, continuó, se cumplió la íntima aspiración del ser humano de que el mundo sea realmente un hogar para el hombre.
En cambio, cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en un lugar inhóspito para el hombre y se frustra la alianza de este con la humanidad, significó en presencia de más de 200 mil personas reunidas en la explanada.
Antes el arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García, le dio la bienvenida a Su Santidad coincidiendo así con las palabras de saludo en la terminal aérea del presidente Raúl Castro, presente en la misa, y los cientos de santiagueros que se concentraron en la carretera para saludarle.
Benedicto XVI presenció a ambos lados de la vía a personas que con banderas le acogían en un recorrido de ocho kilómetros hasta el arzobispado desde el aeropuerto Antonio Maceo en Santiago de Cuba, a unos 900 kilómetros al este de La Habana.
Fuente / Prensa Latina
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