Hasta ahora existe un impuesto a la renta del 33%; de éste se constituye una “destinación específica” del 8%, que se estima entre $9,7 y $10 billones, cuyos recursos se destinan a la “supervivencia” del SENA (el 1,4%, más o menos $1,4 billones), al ICBF (el 2,2% más o menos $2,2 billones) y a SALUD (el 4,4% más o menos $4,4 billones).
Primera inquietud: El Estado colombiano ¿cómo suplirá este “hueco” tan grande? ¿Aumentará el déficit fiscal, de suyo bastante grande? Ojalá sea desmontando privilegios impositivos a las grandes empresas nacionales y, sobre todo, extranjeras, ya que éstas hacen remesas de sus utilidades a sus casas matrices y evaden el pago de los impuestos correspondientes en nuestro país. Igual sucede con los llamados capitales golondrinas que vienen se alimentan en Colombia y ponen el huevo en otro nido.
Segunda inquietud: ¿Se garantiza estabilidad y/ crecimiento del total de las renta o utilidad declarada? De esto depende que los recursos especiales para el SENA, ICBF y SALUD, sean los necesarios para que no sucumban ante crisis económicas en el país que, por fortuna, ahora no existen pero pueden llegar a presentarse. Cuando esto ocurra, lógicamente la renta declarada bajará y con ella los tributos, afectando los recursos señalados.
De igual manera, si hay crisis económica -lo sabemos por experiencias anteriores- una de las primeras consecuencias es el despido masivo de trabajadores. Así las cosas si se sigue con el sistema de parafiscales, también caerán los ingresos, con seria afectación de los recursos para los rubros ya indicados. Entonces, ¿cuál es la mejor alternativa?
Tercera inquietud: Nuestra percepción de que la corrupción y la incapacidad o indolencia han hecho metástasis en las instituciones públicas y privadas, ha aumentado considerablemente. Las entidades de control -cada vez más- cumplen menos con el objeto para el cual fueron constituidas. Recordemos los últimos acontecimientos que comprometen a las Superintendencias Nacionales de Sociedades, Industria y Comercio, Economía Solidaria, Financiera y de Salud. Han actuado extemporáneamente; en forma tardía; cuando el daño ya está hecho; cuando el enfermo está agónico, desahuciado. Y lo peor, cuando los socios, clientes o usuarios, ya han perdido todo o muy poco queda por recuperar.
Para nuestro caso, tomemos la Superintendencia Nacional de SALUD que, lamentablemente, registra un gran fracaso. Su actuación ha sido un completo desastre. Un solo ejemplo: la crisis en y con la EPS SALUDCOOP.
En consecuencia, nos preguntamos: ¿está en capacidad la SUPERSALUD de ejercer un oportuno y adecuado control de los caudales presupuestales del erario público y del régimen contributivo para la salud? ¡Ha demostrado que no! Es urgente y necesario que se le haga una reestructuración, o reingeniería, que la adecúe técnica, jurídica y administrativamente para de veras cumpla a cabalidad con el conjunto de sus funciones, especialmente las señaladas en la Ley 1122 de 2007.
Ojalá sean prontas tales innovaciones, pues demandamos ojo avizor frente a las “cuentas maestras” que ha establecido el Gobierno Nacional para el manejo de tan billonarios recursos, como que muy pronta ingresaran a ellas $2,3 billones para conjurar, o al menos aliviar, la profunda crisis que acusa la SALUD.
Cuarta inquietud: ¿En qué situación quedan los trabajadores respecto de sus aportes del 4% para salud?
Quinta inquietud: El parafiscal del 4% que deben cancelar los patronos con destino a las Cajas de Compensación Familiar ¿cómo queda? ¿Continúa o desaparece? Si deja de ser parafiscal ¿cómo se le denominará en adelante?
Hacemos votos porque el Congreso aplique toda su capacidad de sindéresis y tome las mejores decisiones en pro del bienestar del pueblo colombiano. Y ojalá no suceda lo que pasó con la reducción de las pensiones a máximo diez salarios mínimos legales mensuales vigentes, ni lo acontecido con la vergonzosa y frustrada Reforma a la Justicia. De ser así, continuaremos pregonando: Colombia desea menos presos político y demanda más políticos presos.
Esta semana sabremos a qué atenernos. Para todos nuestros lectores, una feliz navidad y un año de verdadera prosperidad.
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