El argentino Jorge Mario Bergoglio es el nuevo Papa: adoptó el nombre de Francisco I

“Anuntio vobis gaudium, habemus Papam” (Os anuncio una gran alegría, tenemos Papa), fue la esperada frase pronunciada por el cardenal protodiácono Jean Louis Tauran ante miles de feligreses que esperaban ansiosos conocer al nuevo representante de la Iglesia Católica.


Así fue el preludio para dar a conocer el nombre del nuevo líder, Jorge Bergoglio, de 1.200 millones de católicos, quien posteriormente se asoma a la ventana para impartir su primera bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo) vestido por primera vez con la sotana blanca papal.


Durante la hora que separó la elección anunciada por la fumata blanca para dar paso a la presentación, el sumo pontífice visitó la “Sala de las lágrimas”, donde los elegidos suelen llorar allí en relativa intimidad, ante la magnitud de la responsabilidad que acaban de asumir.

La elección del primer Papa que deberá ejercer sus funciones con su predecesor en vida -Benedicto XVI renunció a su cargo el 28 de febrero- marca el inicio de una nueva era para la Iglesia católica, sacudida en los últimos años por escándalos y controversias.

En breve, el cardenal protodiácono, el francés Jean Louis Tauran, proclamará desde el balcón de la Basílica de San Pedro la famosa frase en latín “Anuntio vobis gaudium, habemus Papam” (Os anuncio una gran alegría, tenemos Papa), con la que se revela al mundo el nombre del nuevo líder de 1.200 millones de católicos.

El recién elegido se asomará entonces para impartir su primera bendición “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo) vestido por primera vez con la sotana blanca papal.

Durante la hora que separa su elección de su presentación pasará a la llamada “Sala de las lágrimas”, donde los elegidos suelen llorar allí en relativa intimidad, ante la magnitud de la responsabilidad que acaban de asumir.

Con esta elección concluyen cuatro semanas inéditas en la historia moderna de la Iglesia después de la renuncia inesperada de Benedicto XVI, alegando “falta de fuerzas”, un hecho sin precedentes en los últimos siete siglos.

El nuevo pontífice también tendrá que responder a los escándalos que estallaron durante el último pontificado, como el de los abusos sexuales a menores o el caso “VatiLeaks” de filtración de documentos confidenciales del pontífice que terminó por revelar una trama de abuso de poder en la Curia, el gobierno central del Vaticano.

A estos problemas, se suma una pérdida de influencia de la Iglesia debido a la disminución de fieles y a las críticas de una parte de los católicos por hacer oídos sordos a la evolución del mundo moderno en temas como el papel de la mujer en la Iglesia y la sexualidad.

Los 115 cardenales, de 51 países de los cinco continentes, entraron en cónclave el martes. Según la constitución apostólica, debían permanecer recluidos hasta que un candidato obtuviera dos tercios de los votos, en este caso 77.

Un puñado de favoritos figura entre los nombres más citados por los expertos, entre ellos un italiano, el arzobispo de Milán, Angelo Scola, de 71 años, y tres prelados del continente americano.

Se trata del brasileño Odilo Scherer, de 63 años, arzobispo de Sao Paulo y considerado el candidato de la curia; del canadiense Marc Ouellet, prefecto de la congregación para los Obispos y discípulo de Benedicto XVI; y del mediático estadounidense Timothy Dolan, de 63 años y arzobispo de Nueva York.

La Iglesia católica enfrenta una crisis con múltiples aristas que debería obligarla a adoptar reformas, simplificar sus estructuras, introducir nuevas maneras de tomar decisiones en forma colegial y sobre todo hacer limpieza en sus finanzas por las críticas a la falta de transparencia en la gestión de su banco, el Instituto de Obras de Religión (IOR).

Encontrar soluciones al descreimiento creciente y a la fuga de fieles hacia otras religiones, como las evangélicas en Latinoamérica, así como a la disminución de las vocaciones, serán otros retos del nuevo papa, cuyo primer viaje importante debería ser a Brasil para asistir en julio a la Jornada Mundial de la Juventud en Rio de Janeiro.

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