Gobierno reafirma su negativa a Constituyente propuesta por las Farc

El gobierno nacional ratificó su rechazo a la propuesta de las Farc de que se convoque una Asamblea Nacional Constituyente para refrendar el acuerdo de paz que eventualmente se logre en las negociaciones en Cuba.

“El camino no es la Constituyente. Hay mecanismos más fluidos, más acordes a la realidad actual, más innovadores para las posibilidades políticas de la guerrilla y más constructivos en la búsqueda de la solución del conflicto armado en Colombia”, señaló el jefe del equipo negociador del gobierno Humberto de la Calle Lombana.

En un artículo especial que escribió para la revista Semana, de la Calle Lomba advirtió que para poner en marcha una Constituyente se requiere una ley aprobada por la mayoría del Congreso, una votación popular para convocarla, el voto favorable de al menos la tercera parte del cuerpo ciudadano y otra elección para escoger a los constituyentes, la cual no puede coincidir con un evento electoral distinto”.

De la Calle Lombana puso de presente que “hay otros mecanismos, estos sí de verdadera refrendación, mucho menos engorrosos”, al explicar que una Constituyente, más que un mecanismo de refrendación, es un escenario de nueva deliberación. No es el punto final del diálogo, es por el contrario un nuevo comienzo del mismo. En vez de aprobar lo convenido, abre las puertas a la revisión y hasta a la negación de lo pactado”.

De otra parte, dijo que “como intento de respuesta a algunos de esos interrogantes, hay quienes hablan de una Constituyente estamental. Esto es, una Asamblea con cuotas prefijadas, garantizando de ese modo su composición y su resultado. No obstante, esa visión adolece de serias dificultades históricas, jurídicas y prácticas”.

Al efecto, subrayó que “para instaurar una Constituyente estamental ad hoc tendría primero que reformar la Constitución, con todo lo que ello implica.

“Ni política ni jurídicamente es actualmente viable disponer de cupos ad hoc para las Farc, agregó. Estas tendrían que someterse al resultado del voto popular sin que nadie pueda garantizar una cuota fija de miembros de la Asamblea, complementó.

También explico que el proceso de La Habana se basa en una agenda muy concreta para la terminación del conflicto. Su diseño no incluye una especie de refundación de la patria, esto es, no es el nacimiento de una nueva república.

Finalmente hizo las siguientes precisiones:

Hay la creencia de que un acto ‘soberano’ de ese cuerpo permite eludir los límites que impone el derecho penal internacional. Es una visión incorrecta. La CIDH ha decidido que ni siquiera la votación popular permite burlar ciertas fronteras respecto de los delitos nodales de carácter internacional.

Aún más: si una posible idea es dejar de lado el Marco Jurídico para la Paz, que ya es una norma constitucional destinada a abrir la puerta de la justicia transicional, para lograr que las decisiones en este terreno provengan con total libertad del ‘cuerpo soberano’, el resultado puede ser contraproducente. No sería imposible que una corte internacional estime que una Constituyente ad hoc, mediante cuotas pactadas en número fijo de escaños, corresponda en verdad a una forma de autoamnistía usualmente reprobada en esas instancias supranacionales.

En realidad, las únicas salidas que brindan seguridad jurídica a los guerrilleros desmovilizados son las que se ubican en los propios espacios que ha reconocido la Justicia transicional para estos casos.

En conclusión, el camino no es la Constituyente. Hay mecanismos más fluidos, más acordes a la realidad actual, más innovadores para las posibilidades políticas de la guerrilla y más constructivos en la búsqueda de la solución del conflicto armado en Colombia.

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