OPINIÓN / El partido del voto invisible

Si bien es cierto que gana la franja de los indecisos, mucho menos lo es que hay confusión electoral.

Existe un descreimiento por lo actual. En Colombia siguen dominando las minorías que votan. De allí la utilidad del sufragio. No creo en  el voto en blanco que al fin de cuentas también es votar. 

El ciudadano se debe hacer poderoso sabiendo votar. No por la prebenda ni el amarre sino con criterio. 

Creo en el voto censura como opción fija y real para cobrar a los malos e ineficientes congresistas o candidatos  que deambulan sin propuesta o como parásitos de las franquicias electorales. Que se suman para engordar listas temblorosas al senado.

Soy de los que creo  que cada ciudadano debe ser militante activo de los partidos. Lo que hay que en el fondo es un sancocho ideológico y un inadmisible espejo donde nada los diferencia. 

Ideas no se ofrecen. El debate es confuso y los medios poco lo propician. Interesa lo superficial. Lo de momento. La video democracia está en furor en medio de lo mediático que corre sin retenes.

Todo esto para señalar que la política hoy no tiene límites y que cada vez- como el uniforme del ejército o la policía - todos se parecen a lo mismo.  

Las franjas de nuevos movimientos terminan capturadas. Estrelladas por el facilismo o confundidas por las marcas partidistas que se amontonan para hacer umbrales. 

Por eso hoy la relevancia de la franja del Partido del Voto Invisible. Ese que se desprende sin consideración alguna y cae en listas que privilegian el buen ejercicio de la política y le cobran sin consideración  a oscuros personajillos encartuchados en listas a Cámara y Senado. O, que es están de  dolorosos rellenos sin posibilitar la vuelta a nuevos nombres  que se la juegan por el ejercicio duro de la democracia electoral.

Crece el partido del VOTO INVISIBLE. Está asomado y regado por el país.
En las regiones, la maleza de las clientelas atoradas, buscan espacios para airearse. Lo necesitan sino quieren ser víctimas del escarnio y del cobro en las urnas.

No creo en quienes se marginan a la hora de dar el voto. En los que protestan aislándose de la jornada. 

A lo largo de la historia se repite la culpa por la elección de la calidad de los congresistas y de paso de nuestros gobernantes. Creo en el voto. En su depuración si el ciudadano se lo propone. 

La mejor idea es votar. Salir a sufragar así la turbiedad nos respìre con postales o carteles de políticos en su gran mayoría vergonzantes.  Pero hay por quien votar- Revisen bo más la nómina de las listas en Risaralda para senado y Cámara. Es la propia validez del voto mas allá de las urnas. La responsabilidad política está agendada en nuestra calidad de ciudadanos.

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