OPINIÓN / Tras la cola de…. ¡LOS BUITRES!

Mientras el país electoral se desgasta en la conveniencia o no del voto obligatorio, o si la Registraduría Nacional es apta – conociéndola como una poderosa cenicienta – de si es capaz o no de adelantar el entramado proceso, marcha el agite de las llamadas alianzas partidistas.

El partido unipersonal salta. Los resplandores del gamonalismo brotan. Alguien sugirió – con pesado humor -que a muchos dirigentes nuestros había que llevarlos al quirófano para que los operen del dedo con el cual se señala al ungido. Nada cambia por lo que se ve.

El otro movimiento surge sin salvación alguna: el PPS (Partido de los Personajes Siniestros) Son comerciantes del voto. Vulgares piratas que compran resultados. Que multiplican sin freno sus gloriosas orgías de maquinaria electoral.

Esto para hacer un llamado de atención: hay campañas que deben deslindarse de ciudadanos que rayan con los códigos y se amontonan de manera plácida para la foto. En las carpas electorales no importan que sean el muladar o el lugar donde se guarecen vendedores de la variada oferta politiquera. O el nido de ciertos buitres que vuelan tras la presa.

Desde hace años hicieron del Estado el botín. La guarida. El antro de los negocios que se rotan con el gobierno entrante. De piratas a la luz del dìa que caminan como corsarios por oficinas del gobierno glotón.

Otros compran y venden contratos. Son poderosos reproductores de dinero y ganancia ocasional para dueños de la política.

En sus territorios los conocen y los señalan de “estar robando desde chiquitos”. Amigos espesos – oscuros – de la contratación. De la vorágine política.

Crecieron como sombra a sus fechorías y amasaron -y siguen - el recaudo de fortunas sin control. Por eso es conveniente ir tras la cola de los buitres al amparo de sus desalmados socios.

Por ahí se les ve anidando en directorios. “Volando” – con precisión-en actos partidistas. Otros van a la zaga cuadrando el andamio. Con un cálculo impresionante y sumergiendo sus dientes en el pastel. 

Están en el festín anticipado. La ciudad no es más que una registradora. Suma de intereses y multiplicación de corrupción. No hay principios sino negocios. No hay ideas sino chantaje. Endosos gloriosos al mejor postor.

Lo grave es que los buitres están sueltos y buscan la carroña. Están sobre dos ó tres candidatos. Poco pierden porque tributan por encima y debajo de la mesa – se apuntan mejor – al ganador.

Las cartas de estos buitres carroñeros las tienen marcadas con sangre de la contratación y el soborno. Deambulan por donde los vientos soplan con su mortecina. Con la suciedad del voto y la contraprestación.

Por lo general, son de un bajo perfil – se camuflan a lo bien - y de orejas de lobos y mirada de buitres! Habrá que ir tras la cola de estos para cazarlos en tierra. Porque en el aire, ellos conocen bien donde está la apetecida presa.

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