OPINIÓN / Pataleta burocrática y centralismo

1-. De mal gusto se ha convertido - a lo largo de la historia- de la otrora poderosa Área Metropolitana que mediante el chantaje burocrático, Honorables Concejales de Dosquebradas y La Virginia ( uno que otro alebrestado en Pereira) pidan lo imposible: segregación de la entidad.

Es claro que no lo pueden hacer, es claro que necesitan elección pública y que se vuelva a leer qué son los Hechos Metropolitanos y de paso – de ñapa – las funciones de estas entidades.

No dejar de ser una vulgar pataleta burocrática aupada por dos próceres de alcaldes (de esos dos últimos municipios referidos) Les queda mal sumarse a la insurgencia cuando desde sus bancos en la junta han tolerado demasiadas alcahueterías. Esta junta no ha sido sinónimo de ejemplo, de trabajo o de reivindicaciones del territorio. Gris para la propia sostenibilidad territorial. A la parte sistémica del propio desarrollo espacial en estas municipalidades.

El inventario no es bueno a la hora de los resultados. Sería bueno conocer en detalle sus invaluables aportes a la dimensión económica – productiva de esta conurbación. Cuando poco se habla de prospectiva, planeación o brochazos de un futuro posible. De paso, es una falta de respeto con el propio alcalde de la capital, Enrique Vásquez.

Sería bueno conocer los alcances de sus “profundas” ideas regadas a lo largo de roncar en dicha junta y la apuesta o las variables a la visión de desarrollo territorial. ¡¡¡Vaya derrame cerebral!!. ¡Dolor de pueblo! ¡Emoción y terror!

Con varios concejales existe una lluvia de impedimentos en esa relación incestuosa . Una pataleta burocrática express.

2-. Fuera de derrochón, este es un gobierno centralista. Charlatán si se descuida con las contradicciones en serie en que incurre. 

Vergüenza da las declaraciones del alcalde Carlos Toro, al denunciar la miserable forma, el trato irrespetuoso de ciertas entidades del orden nacional en dilatar inversiones, en colocar freno al desarrollo territorial y en ver las regiones con más estómago que cabeza. El Estado barrigón. Poco humano pero creciente en irresponsabilidad.

Por eso, ojalá desde el Risaralda, surja el malestar que toque las puertas de Palacio acerca de las discriminaciones de las que son objeto los municipios por “este centralismo exagerado que está matando el escenario de lo local”.

Valiente la cruzada denunciada en el encuentro de alcaldes en Pueblo Rico de la Asociación risaraldense de mandatarios.

Por eso, muchos municipios tienen freno de mano y nadan en el letargo porque los recursos los amarran y los interventores para estas demoradas obras, tardan entre 5 y 6 meses. Soluciones no existen y las alternativa son un remedo o una burla en mano de tecnócratas y filipichines.

Ese sería una forma decente para que el mal llamado equilibrio de poderes desde la pirámide invertida, no se siga viendo al territorio con microscopio.

En esto poco o nada avanza el gobierno Santos II, sumergido, inmerso, en un laberinto que nadie descifra. Ojalá el centralismo se desmovilice en mano de tanto burócrata que se cree más importante que las regiones mismas. Todo una tragedia.

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