OPINIÓN / Gracias a la vida

El sol brilla hoy, recorro y camino despacio el hermoso barrio "Villa del Prado" de Pereira, capital de la maravillosa mariposa verde de Risaralda, Colombia, país nuestro, que es soñador, de gente trabajadora con su sudor de dignidad, y en el que madrugamos a construir esperanzas de vida nueva y honrada. Sonrío entonces con el vecino que me hace un simple chiste de la mañana, con ese fino humor que nos caracteriza, a todos los colombianos.

Respiro fuerte y consumo aire puro, veo mariposas amarillas y pájaros libres dibujando con su vuelo, las metáforas que inspiran poesía y periodismo, porque después de 30 años de ejercicio profesional 10 en el exterior y 20 en Colombia, creo que esta será por fin, la última navidad en guerra que tendremos, tras de 50 años de un inútil conflicto armado que solo ha dejado, tragedia, y en miles de hogares nacionales, entre ellos el de muchos valientes colegas periodistas.

Aquí me gasto 30 minutos en la madrugada tranquila y de lectura de los periódicos y revistas locales, nacionales e internacionales. Habito ahora con mi maravillosa familia y le doy otro dinámico paseo gratis con aire de paisaje y olor a café en las casas del barrio y a nuestro perro de color blanco y mascota feliz "Gabito"...

A las seis en punto de la tarde, acudimos a la Iglesia "El Divino Maestro", del Barrio Centenario de Pereira, los familiares y los amigos sonrientes de la "Comandante General de la Alegría" Carolina Castaño Viuda de Posada, quien con su risa de optimismo partió feliz de esta tierra, el sábado 30 de noviembre a las seis de la mañana hace ya un año, y en cuyo doloroso período, las lágrimas no han hecho ruido al caer, 

Ella noble y altiva, batalló duro y nos levanto "solita" en medio de sacrificio y penurias económicas a sus 13 hijos, tras el vil crimen político de mi padre el comerciante Conservador y Propietario de la Cacharreria "La Estrella" Antonio Posada Suárez, ocurrido el 4 de julio de 1964, a las 12 del día en su finca ubicada en el Corregimiento de El Alto Cauca de Marsella, Risaralda, y que tras intensas investigaciones judiciales, se culpó entonces a Alberto Piedrahíta, y Alberto Nosa, como los probables autores materiales del hecho.

Mamá Carolina y todos nosotros perdonamos en un silencio estoico, desde hace mucho tiempo ese crimen, ambos delincuentes de la época de la violencia política entre Liberales y Conservadores, y quienes hacían parte de las bandas de sicarios denominados por las autoridades como "pájaros" ya fallecieron, y es una historia enterrada de verdad, en nuestra memoria colectiva y familiar.

Yo, el menor de los 13 hermanos solo tenía entonces dos años de edad y no conocí a mi señor padre Antonio. Tras el duro suceso que fue noticia y registrado en el Diario La Patria de Manizales, dos años después, es decir en 1966 partimos a vivir a Cali Colombia, regresamos en el año 1970 a habitar en la casa que con el sacrificio económico compramos en el barrio Centenario, de Pereira, que es aún una casa grande y familiar, la que sobrevive a la ruina económica que nos conllevó ese lamentable hecho de sangre.

Hoy, doy gracias a la vida, por tener grandes amigos periodistas como Oscar Osorio Ospina, Freddy Fernán López Patiño, Jhonny Saavedra. Arpidio Escobar López, Alvaro Rodríguez , y muchos màs aquí o en el exterior y que la memoria no alcanza precisar en su totalidad. Pero al unísono recuerdo a Antonio Martínes de la Agencia Española de Noticias Efe, a Guillermo Rodríguez de Caracol Radio, a Yamit Amat de CM&, y Sonia Radríguez en Caracol Radio, a Raymundo Lopez de Prensa Latina, A Marìa Isabel Rueda mi exjefa en 24 horas, a mi amigo de toda la vida y el mejor Camarógrafo Miguel Castillo, a Carlos Alberto Cardona, "sicologo" de la risa y travesuras, de pólvora en mi matrimonio.

También a Abelardo Marín viejo roble y maestro del periodismo, a Adriana Mercedez Marín, A Mónica Gómez mi actual jefa en la Gobernación de Risaralda, Al ángel de Nidia Paola Monsalve y su lente humano, a Hans Lamprea corresponsal de CM&, en fin, la lista es interminables y disculpen por espacio de esta columna que nos mencione a otros y otras, pero a todos ellos, un "Dios les pague de verdad", y con corazón de éste tal vez: "Poeta y cronista" de la tele, la radio y el periodismo escrito..

A ellos, le debo mucho de lo que soy, un hombre honesto, quien lee y estudia con rigor, que trabaja desde las cuatro de la mañana, hasta las diez de la noche, para intentar conseguir con dignidad y coraje, el pan, que construye el futuro de mis dos hijas Valentina y Carolina, al lado de mi digna esposa Luz Angela, a todos ellos a mis amigos.. y 10 solidarios hermanas y hermanos, que sobrevivimos la casta Carolina y Antonio, a ello, les adeudo la alegría, la ternura, las lágrimas de sacrificio por decir siempre la verdad, y sobre todo, por vivir con humor, y trabajar en paz, Gracias a la vida...

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