SABLAZOS / "Siquiera se murieron los abuelos..."

"Mis límites en este oficio para hablar de otros son claros: nunca me burlaré de problemas de salud, asuntos personales y defectos físicos".

Claudia Morales / Periodista

Los ánimos están caldeados en el Concejo de Dosquebradas, y a medida que la campaña política va entrando en furor la situación se va tornando peor, se polariza.

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Hace poco en una de las sesiones extras de esta Corporación, que se paga con los impuestos de nosotros los ciudadanos dosquebradenses, ocurrió nuevamente un acto bochornoso protagonizado por dos honorables concejales, uno de Cambio Radical y el otro del partido Conservador.

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Una discusión de un proyecto de acuerdo terminó enfrentando a dos políticos, donde poco faltó para que se fueran a los puños, lo cierto del caso es que allí, en el sagrado recinto de la democracia municipal, los adjetivos de ‘viejas chismosas’ se convirtieron en el lenguaje habitual de los concejales, de no todos, hay que aclarar.

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Hace poco llegó un nuevo concejal, Jorge Libardo Montoya, reemplazo del hoy candidato a la alcaldía Fernando Muñoz, también llegó mal entonando y con ínfulas, mandando a un concejal a que se preparara, a que estudiara; así no es mi querido concejal, debió haber llegado marcando la diferencia y el respeto.

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Algo está pasando en el Concejo de Dosquebradas, pensábamos que ya había pasado aquella aciaga época en la que los concejales contestaban a lista y después de unos minutos se iban, sin embargo, cobraban por sesión completa. Pensábamos que a ellos sólo les bastaba con el pago de los honorarios, hoy no aprueban un proyecto sino hay ‘propina’ o burocracia de por medio. 

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Lo cierto es que desde hace un año para acá el actuar de la Corporación ha sido desafortunada. Concejales que no aguantan un debate de ideas y sacan a los invitados y al público asistente a las sesiones con el apoyo cómplice de policía que se alía al lado de los matreros; concejales que se amenazan entre si con palabras soeces; concejales que se creen metroxesuales, disfrazados de señores, pero por dentro pervertidos y podridos acosando y persiguiendo a las mujeres; otros, que con la complicidad de la Mesa Directiva, contestan a lista, se paran y se van; y otros a los que no se les conoce la voz, llegan allí por inercia o porque los llevan, pero no le aportan nada al municipio, sólo se lucran y llenan sus bolsillos. 

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Salvo tres o cuatro excepciones de concejales que si se merecen el apelativo de honorables, este Concejo de Dosquebradas merece ser relevado. En las elecciones del 25 de octubre los dosquebradenses tienen la palabra, o dejamos estos valetudinarios haciendo lo que les da la gana con la ciudad o renovamos por gente nueva que le de casta e hidalguía a una Corporación que hoy es una vergüenza para la ciudad.

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“Siquiera se murieron los abuelos sin sospechar del vergonzoso eclipse”… decía el poeta Jorge Robledo Ortiz.