Una vez pasada la tormenta, cuando el país empieza a reflexionar sobre lo acaecido en las últimas semanas, cobra una inusitada fuerza la idea de volver la vista sobre lo sustancial, dejando de lado lo meramente accesorio, lo circunstancial, para centrarnos en los resultados, que, a fin de cuentas, es una escala en el que todos nos vemos reflejados.
Así como una imagen vale más que mil palabras, una cifra vale más que mil teorías. Y ya cruzado el segundo semestre, se hace necesario que nos concentremos en los resultados que arrojan los estudios sobre el comportamiento de la política cafetera que se ha emprendido desde hace varios años y que, nuevamente, demuestran que lo hecho hasta ahora está refrendado no por discursos o vagas teorías sino sobre hechos palpables.