Cali, Juanchito, Siloé, Chipichape y Yumbo ya no se habla tanto de Jairo Varela o de Sigifredo López sino de las pretensiones presidenciales del senador Roy Barreras Montealegre, pero para el 2018.
El actual presidente del Congreso, nacido en Bogotá por un desvío de la cigüeña y "nacionalizado" en la Sultana del Valle, viene asfaltando disimuladamente su camino para una futura campaña presidencial.
La clientela del Bar "Mimillo", el vaticano de la chismografía caleña, que funciona en el encopetado Club Colombia, asegura que los preparativos están en marcha, aunque falta mucho trecho por recorrer!
Bien decía el presidente Alfonso López Michelsen: "No le crea a aquel que dice que no quiere ser Presidente de la República, cuando ya es ministro o preside un organismo de Control o una cámara Legislativa, porque está haciendo todo lo posible por alcanzar el primer empleo público del país".
En efecto, Roy Barreras está acariciando la posibilidad de regentar la primera magistratura de manera concreta y a mediano plazo, aunque sus detractores digan que le falta pelo pal'moño y que no tiene ropita para semejante investidura.
Como detrás de todo un hombre, siempre hay una gran mujer, la primera movida del galeno ha consistido en apoyar decididamente a su tercera esposa, Gloria Arizabaleta, con quien contrajo nupcias en febrero pasado, en la Hacienda La Viga, de Cali, celebración a la que acudieron el presidente Santos y varios senadores amigos.
En caso de que Santos decida apuntársele a un segundo mandato (para mortificación de Uribe), Barreras aspirará a ser ministro en la segunda República Liberal Santista.
Como espera estar en los cuadros directivos de la campaña releccionista del nieto de "Calibán" querrá ser ministro del Interior por su condición de político nato, para hacerlo (según ha dicho) mejor que su ex jefe Germán Vargas Lleras o que el taciturno bugueño Federico Rengifo. Si no es esa cartera, se transará por el Ministerio de Defensa, que le agrada sobremanera, y otra alternativa podría ser en Salud Pública, por su vocación médica.
De acuerdo con las proyecciones de don Roy, el proceso político continuaría, con mayor fuerza ajustando y moviendo en el Valle del Cauca sus fichas políticas, incluyendo a su hijo, el concejal Roy Alejandro Barreras. El antiguo referente del Uribismo, Barreras Montealegre, quiere ser ahora y durante los próximos dos años, por supuesto, -promoviendo su opción presidencial- , pieza de obligada consulta política, en el Congreso Nacional del Santismo.
Olvidado por completo de Uribe, a quien le dio el esquinazo y entregado totalmente a Santos, el presidente del Senado desea ser en el inmediato futuro pregonero de la reelección del actual presidente, en virtud de que se la jugará toda por esta causa, situación que, a su juicio, le aseguraría, sin duda alguna, un cupo ya mencionado entre los 16 ministerios para el cuatrienio 2014-2018.
Por ahora, el Roy no cuenta con el respaldo de ninguno de los expresidentes de origen liberal. No lo pueden ver ni en pintura César Gaviria, ni Samper, ni Uribe por su veloz transfuguismo al Santismo que, de paso, le aseguró la presidencia del Senado.
Los amigos le aconsejan que ponga mucho cuidado al desplazarse por las arenas movedizas del Capitolio, y le recuerdan que 13 ex presidentes del Congreso han sido y están siendo procesados por la justicia colombiana y vienen más.
Si Barreras no admite públicamente que aspira a suceder a Juan Manuel Santos en el 2018, tendremos que recordarle la inobjetable sentencia lopista: "No le crea a aquel que dice que no quiere ser Presidente de la República”.
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