OPINIÓN / El gran Luis Carlos

Guardo profundo respeto y de paso me consideraré siempre  un profundo admirador del doctor Luis Carlos Villegas Echeverry.

Lo conozco cuando estaba en contravía, muy joven él,  de dictados políticos en la región y se jugaban cartas en la liga mayor de su partido. Leal al Plumón Vélez, así esa lealtad le haya costado caro de manera momentánea  y haya sido mal vista por angustiados rivales de la política doméstica. Por la miopía espesa y sectarea que conduce a descuartizar rivales sin mirar los contrapesos.  Solo por destruir y hacer cobros de contado. Pero la inteligencia suya se impuso y en vez de graduar enemigos, terminaron por catapultarlo. 

No era un ambicioso redomado o un personaje apegado a la burocracia estatal aunque de sobra siempre ha tenido papeles dignos en su vida.

Nadie me hará cambiar de opinión. Como gobernador fue un hombre decente, Inteligente y buen administrador. Risaralda ha tenido un listado de excelentes gobernadores. De registro nacional, salvo las excepciones que tiene toda regla.

Fue un activo y diligente gobernador. Gestionador y conocedor del manifiesto administrativo. En la Federación de Cafeteros, colocó su impronta exitosa.

Sentí el dolor y la angustia de su hija secuestrada por la izquierda delirante alzada en armas. No en almas.

No comparto la tesis de quienes, ahora, salen a colocarle peros a su gestión durante 17 años al frente de la industria nacional organizada. De él, solo debemos sentirnos orgullosos. O, quienes tiempo después, lo querían ver como un molino de viento, enfrentado a los espejismos de pica pleitos de los gobiernos de turno. A hacer ruido y anteponer chantajes al gobernante de turno para arrinconarlos. 

La política en Colombia – en este país portátil o de videodemocracia – es pendular. De cargados vaivenes y mayúsculas zancadillas.

O fustigarlo como el gran responsable de la caída de la industria en tiempos difíciles y graves coyunturas mundiales como los TLC  y la desaceleración de la economía( en  el primer semestre de este año cayó 1,1 por ciento. Tampoco se podrá olvidar con las propias cifras de la ANDI, que de los 16 sectores evaluados, solo 3 tienen  cifras positivas en producción)  Colombia hoy es otra, dentro del contexto de economías globalizadas,  de apostar por sectores competitivos de manera permanente. 

No se puede echar reversa a lo actuado. Tampoco mirar con pesimismo el proceso de paz y su impacto en la economía o las decisiones por paros que – si bien muchas veces responden a intereses de sectores mal atendidos – son las vías de la confrontación y del ahogo social, las que provocan un marchitamiento continuo. 

El hombre es el estilo y el del doctor Villegas, no da espacios para la vulgar diatriba o la ráfaga siniestra del verbo esparcido sobre el lomo de los mandatarios.

No, ese no es Luis Carlos Villegas, un gran colombiano.  Por eso, habrá de sorprendernos con nuevos retos en su vida exitosa.  

Guardo admiración y profundo respeto por Villegas el grande, hoy negociador del proceso de paz en Cuba. Por el doctor Luis Carlos quien sorprende con una declaración en medio del suspenso del país vivo en refriega o del que arde en medio de una risa por un gracejo de la Colombia de Macondo.

Solo agradecerle a este décimo  gerente de la ANDI. Risaralda está en mora de agradecer su legado histórico por dicha entidad y lo bien representado que a numerosas causas de Colombia a ligado su nombre.  

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