La LÁNGUIDA clausura de sesiones extras de la Asamblea de Risaralda

POR: ÁLVARO RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ
Especial para RISARALDAHOY.COM

Fue una despedida lánguida de la Asamblea. Por su clausura en tiempo récord, sin contar con la diatriba que inició a las 8 de la mañana, esta demoró cinematográfico 5 minutos.

Un discurso donde el gobernador Carlos Botero le tocó que esperar a los diputados muy tiesos y muy majos para que llegaran a sus tronos. Pocos, a decir, verdad, estaban en el recinto.

El mandatario recordó ante la escasa audiencia el rigor de disminuir la deuda contraída tiempo atrás, el empréstito conseguido para revalidar los Encuentros Ciudadanos en el 2015 y le quedó tiempo para hablar en directo con los medios de comunicación. 

Fue un gobernador parco, apacible a la hora del balance y de la apartada etiqueta. Incluso en la despedida no hubo reparos de fondo sino que hubo tiempo para recordarles a los padres de familia los dolores por los irreversibles daños causados por la pólvora en un repaso verbal a una cultura paisa de quemar la plata, decimos nosotros. Incluso, anticipó una navidad en paz y un venturoso 2015. 

Nunca en la Asamblea sonó un villancico y tampoco hubo natilla y buñuelos. Mucho menos nostalgia en la política que hace un obligatorio pare.

Helena Giraldo, se repitió en el balance de 6 ordenanzas aprobadas y el trabajo corto después de recibirle al dimitente Julio César Londoño, que aguardó con extremada calma el temporal cierre del recinto que será sometido a reparación.

Es decir, John Jairo Arias estrenará oficinas y le tocará inaugurarlas en la llegada de la U a la presidencia como está cantado.

Fue una despedida sin lágrimas pero con más prensa para una sesión relámpago decimos desde su inusual clausura.

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