OPINIÓN / ¿Escondiendo la cabeza?

En la región existen unos indicadores de percepción que matan.

Lo digo por esto: cuando se dan opiniones acerca de temas públicos o de ciudad, se le da una credibilidad a los líderes gremiales de un 4 por ciento. Nada.

Pero eso no es lo grave: gana el 40 por ciento que es ninguno. No creemos ni en los sacerdotes (18 por ciento) 

Del listado no aparecen ni los periodistas (sólo el rango de columnistas con un 16 por ciento) Malo en esa franja de “orientadores de opinión”.

No pesan los llamados “líderes sociales” o los “académicos” al figurar en el desequilibrio de la segmentación social consultada. 

Y, eso que ha crecido la llamada “participación ciudadana” que pareciese que no es colectiva sino individual. Nos volvimos egoístas aunque soñamos con ser solidarios y apegados a tradiciones paisas de vieja amistad. Pero es que Pereira ya no nos pertenece ni nos apropiamos de ella (valga repetir: 50.7 por ciento no nacieron en ella y el 12.7 por ciento, nacieron pero vivieron al menos un año por fuera) Cayó el mito –hace rato - que “en Pereira no hay forasteros todos somos pereiranos”. Desde aquí, deberíamos estar estrujando el cuento del olvido en que caímos, de acuerdo a ese estupendo documento de percepción ciudadana, iniciativa de 8 entidades de la localidad. No solo sirve para consulta sino para actuar.

Las viejas marcas del consumo, nos devoran. El tatuaje innato de la colaboración, se perdió de cualquier billetera en manos de cualquier pillo.

Hay un desarraigo fuerte, considerable, por el abandono, por la desmemoria hacia la ciudad y por no decir que hacia el Área. Las condiciones son intactas. Hace rato recibe núcleos poblaciones internos marcados, que han llegado a la conurbación. Otros por fracaso de gobiernos europeos. Los que estamos aquí , poco hacemos por su rescate.

Para todos ellos: la región es un buen vividero, de manera controversial.

Todo esto para señalar que los gremios - ¡los benditos gremios! – esconden la cabeza hoy cuando asoma la marea electoral. El cuerpo político que tanto apetecen en sus conciliábulos.

Los candidatos que refrescan el aire, sólo son ventiladores expuestos en sus vitrinas. En sus `cómodos intereses. Nadie quiere opinar ni tomar partido. A golpe de caja. La “pontificadera” se les acabó apenas aparece el brillo de las aspiraciones pero en cuerpo ajeno.

No es extraño que ahora estén escondiendo la cabeza, cuando durante tiempo atrás, opinan con claridad sobre las tensiones de ciudad. 

A los políticos los devoran en privado y los quieren en público. Los gobiernos los convirtieron en una simple caja de resonancia de sus apetitos desordenados- ¡Son de una gula mayor!

Se reúnen en el pomposo Comité Intergremial para dar línea y “aconsejar” en privado – como sus intereses – las recetas que se deben aplicar. Son médico propio para las administraciones.

Pero esta vez – refundidos en sus especulaciones- resuelven clavar silencio para anestesiar el ambiente. ¡Dejemos que se maten! Parece ser la consigna delirante.

Ojalá, lo digan en público, sobre qué debe ser esta elección y cual es la partitura que les corresponde. Su olfato no se puede llenar de olores nauseabundos cuando creen que la pestilencia solo se refugia en células prestadas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario