Es respetable y sólida, advierte al ensalzar su calidad y la oportunidad que representa a lo largo de su historia.
Razón tienen ellos que han estado ligados al trajín de lo público. A calcular variables de una ciudad y una región que se pulsa con argumentos nacidos del ciudadano mismo.
De lejos su lista tiene un tejido social envidiable. Humano, cercano. La hace pionera y de vanguardia en esta cifra redonda de los 150 años de fundada esta vieja villa, ya “fundada” dos veces.
COMFAMILIAR es un símbolo de ciudad. Un ícono, un referente obligado, una huella que huele a salud, vivienda, progreso, historia, calidad de vida y al turismo mismo con su parque recreacional.
Es memoria viva que palpita en el corazón ciudadan@. Que va adelante como un derecho fundamental ancla. “Es lo tuyo, es de todos”.
COMFAMILIAR, permítaseme la licencia, representa más que valores de un modelo de ciudad emergente que trasciende el simple desarrollo físico. El presente, el hoy.
Es educación y capacitación, superación personal. Es una extensión pereirana que llegó sin pedir permiso a Risaralda.
En el inventario, un portafolio de servicios generoso y unos proyectos sociales que están en las cuentas y la memoria de los pereiranos. Acaso, ¿ese nuevo centro integral de servicios no es una bandera alta que flamea orgullosa? Ese inventario dejado en medio de la encrucijada ¿no es un liderazgo izado en el corazón mismo de la ciudad? O, qué decir de ¿los casi 30 mil millones invertidos en nuevos servicios?
Recuerdo esto hoy, a escasos días que desde ciertos sectores pasados de clientelismo, le quieren sacar las tripas a esta entidad cuando asoma su asamblea. Cuando de manera impaciente y grosera, existe una guerra interesada de poderes para deslegitimar lo construido a lo largo de esta historia cargada de ideales y rigor decente.
Extraña sí que desde el propio Ministerio del Trabajo, las dudas florecen para legitimar a los trabajadores que quieren asiento en el Consejo directivo y del cual habrá que colocar especial atención.
No se pueden avalar nombres siniestros para que entre principales y suplentes, hagan fiesta y le saquen las tripas a esta hidalga entidad- insisto- emblema de ciudad.
O, que se entregue a personas que buscan el negocio brutal y desalmado. El pillaje urbano.
COMFAMILIAR no puede ser el tinglado de peleas politiqueras absurdas o la rebatiña privada donde unos y otros forcejean para hacerse a un poder construido con la historia misma tallada por fundadores.
Si algo bueno puede pasar en dicha Asamblea, es espantar la corrupción que busca acercarse por las rendijas. La entidad no aguanta colados. Ni que se permita el arribo de piratas en busca del botín. Premiar la porquería.
No se puede fingir amnesia, ni - mucho menos- castigar la decencia.
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